miércoles, 18 de septiembre de 2013

Relato Vivencial: 2013 Septiembre 18, EL SEÑOR MARTIN Y SU COLLAR


Estoy aterrada, los nervios me matan. ¿Cómo es posible que sea capaz de hacer algo igual? ¿De dónde saco fuerzas? ¿Cómo se me ocurre hacerle caso a un desconocido?

Estoy mal, debo estarlo… soy adicta a estas emociones fuertes, si no; ¿qué otra explicación tiene que me exponga tan vulnerable en manos de alguien desconocido?

No, no respondáis… si es que lo sé perfectamente… soy atrevida y aun tomo riesgos, aun me aventuro en la búsqueda de lo imposible, de lo difícil… “Mi Señor”

Y aquí estoy levantándome más temprano que de costumbre, bañándome a conciencia, crema por todo el cuerpo, enfundada en mis vaqueros, tacones de vértigo (nada aconsejables para viajar), blusa semitransparente negra, pelo rizado, maquillaje ligero, perfume… ¡Lista!

Me despido con lágrimas a punto de caer, agradecida, regreso llena de amor y cariño, regreso fuerte y completa.

El avión con un ligero retraso que da tiempo a los últimos mensajes antes de apagar el móvil… Y juega conmigo, con mis nervios, con la información que maneja…

-          ¿Cuánto me ha dicho usted que mide señorita zar?

-          Ainsssssssss, yo… yo mido 1,64 ¿¿¿¿por????

-          Ufff, ¿y me ha dicho que se ha puesto tacones? ¿Cuánto miden esos tacones?

-          ¡Por favor! No me haga esto… sonrío nerviosa…

-          Le hago una pregunta conteste.

-          Miden unos diez centímetros son los más altos que tengo, usted así lo pidió…

-          ¡Vaya! No sé yo si llegue a sus expectativas en cuanto altura… tendré que ponerme yo también algo de tacón…

Su ironía me mata, me tiene jodida. Si es que el me tiene más que vista, mis fotos, mi webcam y yo solo tengo del un par de fotos, donde solo una pareciera que sí que es alto… su perfil en badoo decía que 1,85 recuerdo que fue una de las cosas que me llamo la atención… joooooooooooooooo que nervios… ¿¿¿y si no eran verdad??? ¿¿¿Cuánta gente miente en creaciones de perfiles??? ¿¿¿Cuantas???

Aquí estoy bloqueada sin poder ni imaginar que ocurrirá… perdida ya por El, sin siquiera aun verle en persona, parezco loca mi cara es un poema leyendo los mensajes que llegan, a veces rio de puro nervio a veces tiemblo por lo mismo…

Hora de apagar el teléfono, abordando al avión y me escribe…

-          ¿¿¿Podrá estar sin hablar conmigo más de dos horas???

Y qué remedio pienso yo… no depende de mí… y me hace sonreír…

Dejo Barcelona a mis pies cuando el avión despega, se ve inmensa allí abajo, enorme. Me recuerda las veces que he subido a un avión dejando ciudades así de grades detrás de mí. Muchas han sido y muchas sensaciones he vivido montada en esos aviones, pero ahora solo siento felicidad, alegría de que regreso y que allí estará El, ¡esperándome a mí!

Llegamos y sin aun levantarme del asiento pongo operativo el teléfono de nuevo, el resto lo hago en medio de un trance, sudo, los nervios me juegan una mala pasada y casi no puedo ni dar un paso, siento que las piernas no me responden, madre mía ¿¿¿que estoy haciendo??? Saco fuerzas y voy a retirar mi maleta y me dispongo a salir… no miro a nadie, no busco a nadie, me limito a salir por la izquierda y me paro en seco mirando al teléfono cuando le veo acercarse…

Es alto, muy alto… ni con mis tacones diez le llego, me besa, le beso, me abraza y le huelo, le siento, cierro los ojos y le siento… me sonríe, le sonrío… madre mía ¡qué guapo es! ¡¡¡Aun mas en persona!!!

Va en vaqueros… gafas de sol… huele a Dioses… lleva un reloj enorme… me gusta todo lo que veo…

Me ayuda con la maleta y nos vamos hacia el aparcamiento… coche blanco, deportivo, digno de un soltero poco familiar… es un conquistador nato.

-          Seguro que tienes hambre vamos para que comas algo.

¿¿¿Qué demonios voy a comer con el delante??? Me pone nerviosa su sola presencia, impone y mucho.

Conduce hacia el norte, me lleva a un restaurante decorado con un pulcro blanco por todos lados, vistas al mar que se antoja de estar hoy hermoso. Nos traen las cartas y el pide para los dos…

¡Bien! Me habla, me pregunta; yo respondo; el vuelve a preguntar, me vuelve a hablar, me mira a los ojos; le miro…

Me ofrece ser suya por los “próximos dos meses”, bajo prueba; El se hará cargo de mi como sumisa sin poder romper el trato y yo me centrare en someterme a Él ese mismo tiempo sin poder hacer cambios en el trato… Pone en duda que yo logre cumplirlo, levanto la cara orgullosa y le desafío con la mirada, “ya veremos, ya veremos” son sus palabras… Y es que sabe leer mis caras, sabe que aun no confío en El, sabe que no me lo creo, que me lo estoy tomando como un juego…

Terminamos de comer, yo a penas probé bocado los nervios me tienen aturdida, siento calor, me siento sudada incomoda con la ropa los zapatos me matan son más de las 4pm y llevo la misma ropa desde las 7am… ¡quiero ducharmeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee!

Pero en sus planes aun no está incluida mi ducha y el ponerme cómoda… me lleva a una terraza hermosa, unas vistas preciosas, el mar; ¡mi bello mar! Pide de nuevo por mi sabe que pedir, sabe que me gusta tomar… Le miro, me mira, me coge la mano, le acaricio, aprovecho y le toco es real, si es real y estoy aquí en este hermoso lugar con ¡El! Hablamos, seguimos hablando, me habla de sus amigos, me habla de sus hijos, me habla del…

Cae el sol y con él la tarde, las horas han pasado y le ruego que me lleve ya a casa, no aguanto más los vaqueros ajustados, los tacones altos y siento incomodidad hasta con mi propio olor… ya no huelo a fresco a recién bañada y eso me pone aun más nerviosa.

Por fin me lleva a casa, sabe perfectamente donde vivo y me lleva directamente por la zona, le sugiero donde estacionar y me ayuda con las maletas para entrar a mi casa. Hace muchos días que no estoy en casa, me preocupa como pueda estar la casa, y al entrar me doy cuenta que no tenía razón de preocuparme, todo sigue igual… no está limpio pero esta todo en su sitio… El me pregunta como consigo la casa y le digo que no está limpia y sonríe diciéndome “mejor no vea la mía” ainssssssssssssssss ya me veo organizándole la casa a El también… Me ve dando vueltas por la casa, le ofrezco no sé ni que, porque no sé ni lo que tengo…

-          ¿Usted no se iba a dar una ducha? Hágalo mientras yo veré su casa.

Me desnudo en el baño y me meto en la ducha, le oigo caminar por la casa, le oigo abrir y cerrar los armarios de las habitaciones, quiero salir rápido de la ducha y no dejarle tanto tiempo solo a sus anchas en mi casa. Salgo, me seco y me envuelvo en la toalla para ir a la sala y abrir la maleta. Comienzo a sacar las cosas, dos botellas de vino para Él, le enseño las tobilleras nuevas, las muñequeras nuevas, el collar nuevo, el antifaz y mi ropa interior nueva aun sin estrenar… me pide que me vista para El. Coge las llaves de mi casa y sale pidiéndome que esté lista para cuando vuelva…
Me pongo crema en el cuerpo, me visto con la ropa interior, me pongo unos zapatos negros altos y le espero…

Cuando entra a casa y me ve, veo en su cara que le gusta lo que ve; me pide que me acerque a Él, coge el collar y me pregunta de nuevo…

-          ¿Entonces aceptas ser mi sumisa por los próximos dos meses? Me obedecerás en todo lo que te pida y cuando te lo pida.

-          Si

-          Si ¿qué?

-          Sí, ¡mi Señor!

Me coloca el collar, sonrío complacida… por dentro siento que me va a salir el corazón, ¿es cierto esto? ¿Me está pasando? ¿Me está pidiendo de verdad que sea suya solo por dos meses?

Me besa, me deja besarle; me acaricia, me dejo acariciar; me desnuda, y me toca íntimamente; y yo me derrito por ¡El! Le deseo, le deseo dentro de mí y me posee… hay ganas de ambos, muchas ganas y allí mismo en medio del caos de maletas abiertas y las cosas por todos lados nos damos placer mutuamente… intenso, con fuerza, estamos que ardemos, y somos los dos… estamos haciendo real nuestros deseos, nuestras largas charlas en las noches, estamos tocándonos, oliéndonos, probándonos, sintiéndonos…

Me gusta todo lo que hace, con la fuerza que lo hace, me gusta que me disfrute…

No fueron 15 minutos, ni 30; fueron horas a su disposición, entregada a sus juegos y posturas…

Nos duchamos, no cabe en mi ducha; madre mía ¡qué alto es!

Esa noche la pasó conmigo, no me dejó sola… ¿¿¿dormir??? Poco ¡la verdad! Pero acompañada de su abrazo y sus besos…

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